Artrosis del gato

La enfermedad articular más frecuente en los gatos es la artrosis. Se trata de una enfermedad crónica de la articulación en la que el cartílago articular se degrada lentamente.
Katze liegt auf Sofa

Los dueños deben ser siempre conscientes de que su mascota podría sufrir enfermedades sin mostrarlas. Los gatos son maestros en ocultar el dolor. Solo quien conoce realmente a su gato puede sospechar la posibilidad de que esté enfermo. por los cambios en el carácter o comportamiento del animal. Por ejemplo, el que deje de subir o ya no pueda subir de un salto a su asiento elevado podría ser un signo de dolor articular. Un pelaje descuidado también podría ser una señal: podría indicar que el gato ya no puede lamerse todas las partes del cuerpo sin dolor.

Los dueños de perros sacan regularmente a su mascota a pasear y así le permiten hacer ejercicio —en el mejor de los casos, idealmente también durante juegos sin correa— con otros perros de la misma especie. Este ejercicio físico, junto con una nutrición adecuada, es importante para un sistema musculoesquelético sano. Con los gatos la cosa cambia. Si mantiene a su mascota siempre dentro de casa, usted es responsable de que el animal goce de un equilibrio adecuado entre ejercicio y nutrición. Si su gato no es activo de por sí, deberá animarle a moverse jugando con él y proporcionándole medios para trepar. Así brindará a su organismo la oportunidad de elaborar su propio líquido sinovial protector.

No es el caso de los gatos independientes que suelen estar en el exterior: En este caso es de suponer que hacen ejercicio suficiente y adecuado a su especie. Sin embargo, también hay que estar pendiente del peso del animal, para evitar problemas articulares por sobrepeso.

Por desgracia, la artrosis de su gato no tiene cura. Eso sí, con sus cuidados y una dieta saludable, puede contribuir a que su gato goce de una buena calidad de vida hasta la vejez.

Síntomas

Como los gatos no suelen muestran sus limitaciones causadas por el dolor, como dueño debe ser sensible a las alteraciones y programar una revisión con el veterinario, si su mascota muestra un comportamiento fuera de lo habitual:

  • Se mueve menos, presenta mayor rigidez, ya no salta a su lugar elevado favorito.
  • Al moverse menos por el dolor, aumenta de peso.
  • Al ir menos a menudo al cuenco de comida — debido al dolor—, pierde peso.
  • Se acicala menos porque los movimientos le causan dolor.
  • No tiene ganas de jugar ni de que lo toquen.
  • Duerme más.
  • Tal vez se vuelva más agresivo, más temeroso o cambie su comportamiento y se vuelva un animal distinto al acostumbrado.

Muchos de estos síntomas también pueden deberse a otras causas. Su veterinario averiguará qué le ocurre exactamente a su mascota.

Ahora bien, no solo los gatos mayores se ven afectados por estos síntomas, así que no pueden atribuirse únicamente a la edad. También pueden aparecer sin una carga previa y verse favorecidos, por ejemplo, por malformaciones articulares en gatos jóvenes. No obstante, si se dan estos indicios, es muy probable que el animal padezca artrosis como enfermedad articular degenerativa crónica. La artrosis afecta con mayor frecuencia el codo, el hombro, la cadera y la rodilla. Sin embargo, también puede aparecer en la columna vertebral y en las articulaciones de los miembros inferiores.

Evolución de la artrosis

La artrosis suele comenzar con lesiones cartilaginosas, debido a una sobrecarga o a una fractura en las articulaciones. Como resultado, la membrana sinovial inflamada se hincha y forma más líquido sinovial. Este suele ser espeso, pero en los casos agudos, desgraciadamente es fluido y, por tanto, de menor calidad. En consecuencia, no forma una película protectora resistente para el cartílago. Se produce una inflamación en la articulación, que a su vez puede causar más daños en los tejidos. Se genera un ciclo de degradación del cartílago y de inflamación.

Para evitar el dolor, los animales intentan no cargar la articulación afectada. Esta postura antiálgica también agrava la artrosis, al nutrirse menos el cartílago articular, debido a la reducción del movimiento. Por desgracia, se trata de un círculo vicioso que se debe interrumpir con medidas terapéuticas.

Tratamiento de la artrosis

Si a su gato se le ha diagnosticado artrosis, el veterinario tiene la opción de intervenir en la enfermedad con métodos terapéuticos conservadores. Mediante tratamiento del dolor, acupuntura, quiropráctica o fisioterapia, tratará de aliviar el dolor y restablecer la movilidad del animal.

La administración de importantes principios activos mediante suplementos dietéticos es también una opción que el veterinario considerará antes de una intervención quirúrgica.

Si su gato padece artrosis de cadera (la más frecuente), el veterinario puede extirpar —en casos avanzados— el cóndilo afectado y alisar las zonas óseas, para que se forme una seudoarticulación a partir de tejido cicatricial y fibras musculares. También cabe la posibilidad de insertar una articulación de cadera artificial.

En algunas partes del cuerpo, es planteable la fusión articular como último paso tras una serie de medidas conservadoras. Libra de dolor al gato, pero al mismo tiempo les restringe los movimientos. Solo recurrirán a esta intervención drástica los dueños de gatos cuya mascota sufra mucho dolor. Sin embargo, cualquier intervención quirúrgica debe ser siempre el último recurso de tratamiento de la artrosis, una vez se haya agotado el resto de opciones terapéuticas.

En el caso de la artrosis, es aconsejable alimentar a los animales con piensos complementarios especiales que contengan ingredientes de actividad articular en dosis elevadas, como ácidos grasos omega-3, vitamina E, mejillón de labios verdes, escaramujo, glucosamina y condroitina. Estos nutrientes también se pueden administrar de forma preventiva para favorecer la salud de las articulaciones.